lunes, 10 de octubre de 2011

El Porfiriato

 LA ERA PORFIRISTA
·         Características generales
Porfirio Díaz
La etapa porfirista representa, en lo político, la era de un dictador decidido primero a imponer el orden y después a mantenerse en el poder, desdeñando el principio de no reelección que él mismo había institucionalizado.
En el aspecto económico, el porfiriato introdujo a México en el marco de la independencia imperialista, y dio comienzo a la industrialización.
En el ámbito social, el porfiriato se caracterizo por sus agudos contrastes; por un lado, las altas clases sociales y una clase media emergente, y por otro, los trabajadores obligados a trabajar en condiciones de severa explotación.
El aspecto cultural muestra, en el renglón educativo, la persistencia del positivismo como filosofía al servicio de la industrialización, exigiendo el requisito del orden para alcanzar el progreso.
·         Primer periodo presidencial de Porfirio Díaz
Política interna
El general Porfirio Díaz se hizo del poder ejecutivo en mayo de 1877. En su primera gestión administrativa, Díaz procuró apegarse a las normas legales y al principio de no reelección que lo había llevado al poder y que fue incluido en la constitución en el artículo 78.
A partir de este primer gobierno, Díaz empezó a dar muestras de su habilidad como estratega político. Entre los miembros de su gabinete destacaba Justo Benítez, hábil político defensor del liberalismo republicano, quien se valió de su amistad con Porfirio Díaz para dominar el escenario político, con la intención de preparar su propio camino al poder. Pero Díaz manejó hábilmente un doble juego; mantuvo una abierta autonomía del congreso, mientras dejaba que Benítez y su grupo se hicieran de enemigos políticos por discusiones acaloradas que les fueron restando popularidad.
Medidas de pacificación
Benito Juarez
Sebastián Lerdo de Tejada

Cuando Porfirio Díaz llegó al poder, la situación del país no podía considerarse estable; todavía existían las marcadas rivalidades políticas que habían perturbado la paz durante la república restaurada, y a ellas se habían sumado las acciones lerdistas e iglesistas contra las que habían luchada la revolución de tuxtepec. Había además una rivalidad entre los viejos liberales de la etapa anterior y los jóvenes de ideas nuevas que deseaban desplazarlos. La unión de aquellos elementos desiguales eran imprescindibles para el presidente Díaz a fin de alcanzar la ansiada estabilidad política del país, condición necesaria para llevar a cabo la reforma económica, planeada pero no lograda por los gobiernos de Juárez y de Sebastián Lerdo de Tejada.
Ante la persistencia de rebeliones y disturbios, Díaz adoptó medidas represivas mediante las temidas guardias rurales.
Manuel Mier y Teran
La pacificación se fue logrando aunque las medidas fueron extremas en muchos casos, pues las tropas abusaron de su fuerza contra gente inocente. La paz porfiriana iba asiéndose sentir. De aquella campaña de pasificación sobresale una anécdota: las palabras supuestamente expresadas por Díaz en un intelegrama enviado como respuesta a la pregunta del gobernador de Veracruz Manuel Mier y Terán sobre lo que debía hacer con nueve comerciantes acusados de conspirar a favor de Lerdo. La respuesta de Díaz seria “Mátalos en caliente”. No hay certeza de que el presidente en verdad diera tal orden al gobernador; incluso, algunos historiadores hablan de una interpretación cablegráfica equivocada, pero cierto o no, ese suceso, ocurrido en el año 1879, quedó en la historia como en el símbolo de la represión porfirista. Practicada desde su primer mandato presidencial.
La estrategia porfirista de la “amificación”, derivada de la política de “pan o palo”, fue el medio más eficaz para la concentración del poder político y el logro del orden interno.
Sucesión presidencial en 1880
Díaz se puso a conjugar el peligro que representaban los caciques para el control del país, mediante la práctica de la amificación hacia quienes, en muchos casos, eran al mismo tiempo gobernador de su respectivo estado.
Tras el desprestigio de Benítez, algunos de sus seguidores propusieron la reelección de Díaz por una sola vez, pero este rechazó la propuesta porque, según dijo, iba en contra del espíritu de la revolución de Tuxtepec.
Presidencia exterior

En lo que se refiere a relaciones exteriores, Díaz enfrentó serios problemas al comienzo de su gobierno. Desde la restauración de la república, México Había roto relaciones con Francia, España e Inglaterra, y con las naciones que reconocieron al Imperio de Maximiliano. Esa ruptura persistía en 1877, y formaba parte del cúmulo de problemas que Díaz heredaba de sus predecesores.
La cuestión más delicada se centraba en el hecho de Estados Unidos Había suspendido las relaciones diplomáticas con México al caer Lerdo y ascender Díaz al poder, lo cual significaba que el gobierno estadounidense no reconocía al nuevo presidente lo cual significaba que el gobierno estadounidense no reconocía al nuevo presidente mexicano. El reconocimiento de Estados Unidos era imprescindible, pues era la única potencia occidental de México había mantenido relaciones después de la caída del Imperio de Maximiliano.
Porfirio Díaz tuvo cuidado de no dar pretexto al gobierno de Estados Unidos para la intervención del reconocimiento oficial de ese país.
·         Presidencia de Manuel González
Manuel González
Al comienzo de su gobierno, González había declarado que actuaría bajo la supervisión de Díaz, y su fidelidad hasta éste habría de mantenerse por todo el cuatrienio; pero en los primero meses la influencia de Díaz fue demasiado notoria. González le avía otorgado el cargo de secretario de fomento, y su presencia en el gabinete hacía tan obvia su intención de manipular al presidente, que provocó la sospecha de que Díaz su cargo para convertirse en el hombre indispensable de González  y sucederlo en la presidencia. Las fuertes Críticas obligaron a Díaz a su puesto y aceptar la gubernatura de Oaxaca que se le ofrecía, cargo que desempeñó hasta 1883 cuando se retiro a la vida privada. Pero habría de regresar a la capital al acercarse el tiempo de la sucesión presidencial.
Desde los primeros meses el gobierno de González había de adquirir características propias, aunque siempre dentro de la línea marcada por su antecesor. Continuo la política dictatorial que anulaba, sin decirlo, la democracia, el congreso se mostró favorable y los gobernadores estatales siguieron aceptando e incluso respaldando aquel centralismo con apariencia de federalismo que Díaz avía inaugurado. En este último aspecto, valiéndose del fraude electoral o la depresión violenta, González se encargo de que los gobernadores fueran personas totalmente sumisas al gobierno.
En otros aspectos, su política fue conciliatoria y logró recuperar al ejercito a algunos viejos militares que no obstante haber luchado contra la revolución de tuxtepec, eran reconocidos públicamente por sus hazañas en defensa de la república el grupo católico también estaba dispuesto a admitir que el gobierno de González era más tolerante que los anteriores incluido el de Díaz y hasta llego a concebir la esperanza de que la constitución fuera reformada a favor de la iglesia.
Desaciertos de la administración Gonzalista
Algunas medidas del gobierno de Manuel González provocaron el descontento de la opinión pública, principalmente en dos asuntos relacionados con la crisis financiera ocurrida en los dos últimos años de su mandato. El primero se refiere de la circulación forzosa de la moneda de Níquel, en sustitución de la de plata, con serias consecuencias para todos los niveles socioeconómicos. El segundo fue la firma de un contrato con Inglaterra, en condiciones muy desventajosas para México sobre el reconocimiento y la conversión de la deuda que se tenía con ese país.
Elecciones en 1884
De los candidatos que avían figurado en las elecciones celebradas 4 años antes, no quedaba uno solo que hubiera mantenido su prestigio político o que conservara sus aspiraciones a la presidencia, aquellos que avían estado cerca de González durante su gobierno, carecían de personalidad propia. Esta falta de figuras presidenciables llevó a algunos Gonzalistas a plantear la revolución. Pero al parecer González no avía considerado esa posibilidad; además, por su carácter anticonstitucional, la reelección hubiera provocado entonces la abierta oposición de Díaz y quizás un nuevo conflicto armado.
·         El régimen de Porfirio Díaz a partir de 1884
Política interna
La política de conciliación
La política de conciliación de Díaz consistía en complacer a sus adversarios antes que a sus amigos; constituyo la piedra  angular de su ciencia de gobierno y fue también la base de la unidad nacional y de la paz social.
La política de conciliación favoreció también al clero, que aun cuando no participara directamente en la política, colaboró con Díaz por medio de un acuerdo no escrito que comprendía concesiones mutuas
Con la intención de dominara al poder legislativo, Díaz manipuló las elecciones de senadores y diputados de manera que solo tuvieron acceso a las cámaras quienes les fueron incondicionales.
Medidas de represión
Para la represión de la paz porfiriana, Díaz continuo utilizando recursos violentos, y uno de los ejemplos de la represión se dio en contra de la prensa. Las medidas del gobierno para sanear las finanzas, entre ellas la que se refería al asunto de la deuda Inglesa, fueron consideradas arbitrarias por la prensa opositora, que criticó con dureza al presidente. En respuesta, Díaz, con base en la reforma al art. 7 constitucional efectuada por González desató una severa persecución contra los periodistas y encarceló a muchos de ellos bajo el cargo de “incitar a las sedición y ultrajar a las autoridades”; algunos fueron confinados en la terrible cárcel de Belén, donde tuvieron que sufrir las condiciones infrahumanas de aquel lugar de castigo.
En uno de los actos más importantes de rebeldía contra el gobierno participó el general Trinidad García de la Cadena, antiguo compañero de armas de Díaz, ex gobernador de Zacatecas y candidato de la presidencia en 1880; una vez capturado por la policía rural, le fue aplicada la ley fuga. Las condiciones de la muerte del general García de la cadena inquietaron a los amigo de Porfirio Díaz, por que se percataban de que la amistad no sería obstáculo para que eliminara a cuanta persona se pusiera en su contra; incluso Romero Rubio comprendió la conveniencia de no interponerse en el camino de su yerno.
Poca política y mucha administración
El tercer mandato de Díaz se justificaba por el hecho de haber logrado, además del crédito externo, la cohesión del país, la confianza de la opinión pública y la complacencia de gran parte de la prensa. La crítica fue acallada mediante el soborno, o reprimida con la persecución y encarcelamiento de editores y periodistas sin embargo, hubo quienes resistieron heroicamente la represión, como los directores del monitor republicano, la voz de México, el hijo del abuizote y diario del hogar. La opción política quedó reducida a una minoría insignificante que representaba ideologías extremas: la derecha reaccionaría y la izquierda del liberalismo dogmatico, en tanto que el congreso se llenó de incondicionales del presidente, aunque se conservara, al menos en teoría, la reforma republicana y democrática de gobierno.
Al comenzar el año de 1887 se dio una marcada mejoría en el comercio, debido en gran parte al restablecimiento de la confianza del extranjero hacia México.
La mejoría económica era favorable para el prestigio de Díaz y preparaba el camino para la reelección; era necesario que transcurriera otro cuatrienio para que el general dejara consolidado el progreso material iniciado.
Las metas de Porfirio Díaz, el orden y el progreso, determinaron los medios de su gobierno, resumidos por el mismo Díaz en la fórmula poca política y mucha administración.
Sin embargo, en los dos últimos años del cuatrienio 1888-1892, la popularidad del presidente Díaz se vio amenazada por una crisis financiera que puso en el peligro la tan ponderada prosperidad.
Con el fin de contrarrestar a la oposición, fue creado el partido porfirista Unión Liberal, formado por políticos, intelectuales y hombres de negocios, grupo que empezó a ser conocido como los “científicos”.
El cuarto periodo presidencial de Porfirio Díaz se iniciaba en condiciones de aguda crisis económica, la cual afectaba directamente lo social y repercutía en el ámbito político.
Los “científicos”
José Ives Limantour
Con el fin de contrarrestar a la oposición, el 5 de abril de 1892 se creó el grupo porfirista Unión Liberal, formado por políticos, intelectuales y hombres de negocio. Este grupo de porfiristas eminentes empezó a ser conocido como los “científicos”, debido a que aseguraban apoyar sus argumentos en principios y doctrinas de la ciencia positiva. Una de las principales tareas de los integrantes de Unión Liberal fue preparada la tercera reelección de Porfirio Díaz, la cual, reconocían, “significaba un sacrificio de las esperanzas democráticas, aunque esto quedaba justificado por las circunstancias; la paz, ahora establecida, debía preservarse y México no podía instrumentar la democracia plena de la establecida, debía preservarse y México no podía instrumentar la democracia plena de la Constitución de 1857 sin caer el riesgo de la anarquía”.
 En mayo de 1893 ocupó la Secretaría de Hacienda José Ives Limantour, perteneciente al grupo de los “científicos”, en medio de una gran desconfianza de partes de los economistas. La situación era tan desesperada que la prensa propuso que se suspendiera el pago de la deuda externa, a pesar de la amargada experiencia de 1861. La propuesta estuvo a punto de aceptarse, ya que el presidente y su gabinete no veían otra salida a la grave situación financiera del país.
Influencia política en los “científicos”
A partir de 1896 fue notable la influencia de José Ives Limantour en la política, gracias al prestigio que adquiera al salvar al país, y al gobierno de Díaz, de la terrible crisis financiera que se encontraba.
En 1893, mediante el Partido Unión Liberal, este grupo había propuesto, sin lograrlo, dar un giro democrático al gobierno, con lo cual provocó la desconfianza del dictador. Después de este fracaso, concentraron sus aspiraciones de hacer ciencia en el campo de lo económico, recuperando así la confianza que Díaz les otorgaba mientras no traspasaran los límites de su poder. La influencia política de lo “científicos” fue significativa para un tipo de gobierno como el de Porfirio Díaz, fundamentalmente administrativo.
La elite porfirista dividida
A medida que Porfirio Díaz envejecía, y con él la gerontocracia que le rodeaba, se planteaba con más urgencia el problema de la sucesión, pero los “científicos” no eran los único interesados en el poder: la elite porfirista se avía fragmentado en vario grupos, que se preparaban a ocupar el poder ejecutivo cuando el dictador muriera o cuando la enfermedad lo hiciera renunciar. Pero Díaz mantenía una vitalidad que parecía inquebrantable y no tenía intención de abandonar el poder; por el contrario, aprovechó aquella división y preparó otra de sus características maquinaciones políticas, con la intención de que los aspirantes a sucederlo se envolvieran en las redes de propia ambición.
Limantour  quedó descartado como candidato presidencial por ser de padre francés y Díaz tuvo que aceptar la reelección para el periodo 1900-1904.
Periodo 1900-1904
Iniciando el sexto periodo de gobierno, Díaz continuo con su apoyo a Limantour, pero dejando abierta la oportunidad de Bernardo reyes, a quien nombró secretario de guerra.
Reyes se fortaleció políticamente y su popularidad alarmó al presidente e intranquilizó también al primer favorito, pero fue Díaz quien aprovecho la rivalidad entre Limantour y reyes.
Bernardo reyes avía sido eliminado de la contienda pero la ola de agitación tuvo efectos contra Limantour y el grupo de los “científicos”, cuyo apodo se convirtió en sinónimo de corrupción.
Preparativos para la sexta reelección
Ante la falta de un sucesor de Díaz para el siguiente periodo presidencial, los grupos porfiristas se dispusieron a preparar una nueva reelección en 1904. El antagonismo político se daba no solamente entre los grupos contrarios surgidos de la contienda entre Reyes y Limantour, sino incluso en los más cercanos al presidente. Esos grupos eran el círculo de amigos del general Díaz por una parte, y los miembros de la convención Nacional Liberal por otra. Este último era manejado por lo “científicos”, quienes se apresuraron a ganar terreno proponiendo a Díaz dos innovaciones para el nuevo presidencial: 1) La creación de la vicepresidencia, y 2) La prolongación del periodo presidencial a seis años.
El discurso pronunciado por francisco Bulnes llevaba oculta la intención de ungir al dictador y a todo el país al resolver el problema de la sucesión en 1910.
 Periodo 1904-1910
Porfirio Díaz no supo o no quiso cumplir el deber señalado por Bulnes en si discurso; al parecer el dictador lo tomo como un apoyo crítico y no como una advertencia. En el periodo 1904-1910 se intensificaron los conflictos políticos a causa de la obstinada permanencia de Díaz en el poder y de la persistente actitud personalista de su gobierno ocurrieron también los conflictos sociales más graves de la era porfirista, debido al alto costo que el régimen tenía que pagar al haber justificado la justicia social en aras del progreso material.
Ø  Oposición política
      Influencia ideológica
La oposición hacia la dictadura provenía del crecimiento de las -nuevas clases sociales- burguesías, -clase media y proletariado-, con base en las ideologías surgidas en Europa a medidas del siglo XIX.
      Organizaciones católicas
Los católicos de ideas avanzadas se fundamentaron en la encíclica Rerum Novarum y propusieron algunas reformas para evitar una solución violenta a los problemas que ya se manifestaban en el descontento popular. Las organizaciones católicas se enfocaron principalmente a exponer sus críticas y a insistir en la necesidad de resolver los problemas sociales por la vida social.
      El magonismo
El Primer Congreso Liberal Incluía nuevas vertientes del liberalismo en la presencia de un grupo de jóvenes que habían entrado en contacto con las ideas de tendencias socialistas y anarquistas. La dura represión contra los liberales dio resultados favorables al gobierno de Díaz. Sin embargo la persecución imprimió mayor estimulo a la opción liberal.
A través del periódico regeneración difusor del magonismo se llevó a cabo la reorganización de los clubes liberales dentro y fuera de México, y se estableció comunicación con los simpatizantes del movimiento.
El programa de partido Liberal mexicano proponía un sistema de gobierno verdaderamente democrático como y exigía cambios sustanciales en las relaciones Iglesia-Estado, el trabajo obrero y la cuestión agraria.
      Oposición maderista
Francisco I. Madero pertenecía a una de las familias de la clase media empresarial mas prosperas del norte del país, cuya fortuna se avía visto presentada en el porfiriato.
Para Madero lo único que le hacía falta era el establecimiento de un verdadero régimen democrático que emendara los males ocasionados por la prolongada dictadura y continuara consolidando el desarrollo económico.
Política exterior
Para la segunda mitad del sexenio 1904-1910, la situación política de México preocupaba grandemente a las potencias extranjeras que tenían inversiones en el país sobre todo a Estados Unidos. Los gobiernos de esas potencias estaban consientes de que era inevitable un cambio de gobierno, debido a la avanzada edad del dictador, y temían que ese cambio perjudicara sus intereses.
Por otra parte, las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y México se avían enfriado en los últimos años y empezaron a circular rumores acerca de que en México se preparaba un movimiento antiestadounidenses; en los medios financieros internacionales se llegó a temer el estallido de una revolución en todo el país.
Entrevista Díaz-Creelman
La entrevista realizada a Porfirio Díaz por el reportero de la revista estadounidense Pearson´s Magazine, habría de ser de gran trascendencia para la vida política de México.
Díaz aseguraba haber esperado el día en que el pueble estuviera preparado para cambiar su gobierno sin peligro de revoluciones y sin daño para el progreso de la nación, y dijo creer que en ese día avía llegado.
El proceso electoral de 1910
El proceso electoral fue iniciado por los miembros del Círculo Nacional Porfirista (sector no “científico” del porfirismo), quienes en Noviembre de 1908 postularon como candidato a Porfirio Díaz. En respuesta a la invitación de Díaz se formaba el primer partido oposicionista, el llamado Partido Democrático, integrado en su mayoría por simpatizantes de Bernardo Reyes.
El crecimiento de la popularidad de Reyes podría explicarse por el hecho de que este no pertenecía al grupo de los “científicos”, y por la avanzada legislación laboral establecida cuando fue gobernador de Nuevo león.
 Los “científico”, que se avían movilizado para evitar que Reyes llegara a ser candidato a la vicepresidencia, organizaron el partido Reeleccionista y proclamaron la formula Díaz-Corral. Las actividades políticas del centro anti reeleccionista si desarrollaron en el marco de la ley, como Madero avía postulado, y se apoyaron en los principios del sufragio efectivo y la no reelección.
Organización del movimiento maderista
Madero se entrevistó con Porfirio Díaz, tratando de convencerlo de permitir el proceso democrático, pero no llegaron a ningún acuerdo; Díaz subestimaba a Madero y el peligro que podía representar para él y en las elecciones. Las persecuciones contra los oposicionistas continuaron hasta efectuar al propio Madero, quien fue aprehendido en Monterrey con el pretexto de que cubría a una antirreelecionista acusado de difamar a Díaz.
En las elecciones presidenciales el fraude fue evidente, sobre todo porque se acalló con lujo de fuerza a la oposición que Díaz había prometido “ver con beneplácito.
El gobierno invitó a diplomáticos de todos los países con los que México tenía relaciones, a las celebraciones del primer centenario de la Independencia, para mostrarles el orden y el progreso alcanzado por el país.
      Plan de San Luis Potosí
En el Plan de San Luis Potosí, fechado el 5 de octubre y del cual se imprimieron 40 mil ejemplares, Madero declaraba ilegales las pasadas elecciones y asumías provisionalmente la presidencia de la República, convocando al pueblo a levantarse en armas el 20 de noviembre a las seis de la tarde, detallando especificaciones en 11 artículos más un transitorio.
Madero y los antirreeleccionistas calculaban que podría derrotar en poco tiempo al gobierno porfirista, pues contaba con seguidores dentro de ejército federal. Confiaban en que la insurrección se extendería rápidamente por todos los país, lo cual permitiría llevar a cabo la acción central del plan de ataque, que consistía en asestar golpes decisivos en algunas de las ciudades más importantes, mientras que en el campo y poblados menores la gente se uniría a la fuerza armada encabezada por el propio madero.
·         La economía en la era porfirista
Introducción al capitalismo independiente
Debido al particular proceso histórico de México, tubo que depender de los países desarrollados para integrarse al sistema capitalista, concentrándose de manera predominante en las actividades agroexportadores.
La introducción de capital extranjero implico la intervención del gobierno para alcanzar la estabilidad interna, y para brindar los medios legales que respaldarán la explotación de los recursos naturales y su comercialización.
El crecimiento económico de la era porfirista se considera como un crecimiento asia afuera, pues los sectores de producción que alcanzaron el desarrollo más alto fueron los dedicados al comercio exterior.
Políticas agrarias
Numerosas tierras declaradas “baldías” eran propiedad de comunidades indígenas, y fueron incorporadas a las zonas deslindadas sin que sus auténticos dueños pudieran hacer valer sus derechos.
Los colonos o las compañías que denunciaban las tierras inactivas, recibían como pago un tercio de las tierras deslindadas, y se le concedía además el derecho de adquirir los otros dos tercios con tarifas preferenciales.
El sistema de colonización y deslinde de tierras, en vez de lograr la creación de la pequeña propiedad que se propone, originó la formación de enormes latifundios en mano de extranjeros y mexicanos. Las regiones de clima tropical y semitropical fueron obligadas a aumentar considerablemente la producción de cultivo que hasta entonces se avían explotado en estado silvestre, e incluso introducir nuevos cultivos.
La minería
La minería tuvo gran importancia; además de que se mantuvo la tradición de México como productor de plata se dio un notable aumento de la producción de metales y sustancias minerales para uso industrial. Tales leyes, promulgadas a partir de 1884, concedían facilidades para que todo habitante de la república, extranjero o mexicano, que quisiera dedicarse a la minería pudiera adquirir derechos de propiedad y ciertas libertades para la explotación de las mismas.
Industria de la transformación
La industria registró un notable avance a partir de 1890, al ampliarse la inversión extranjera y aparecer las grandes sociedades anónimas del exterior, además de que se inicio la participación del capital mexicano.
Junto al crecimiento notable de la moderna industria, básicamente del capital exterior, persistía la pequeña industria, débil y desorganizada, dedicada a fabricar productos tradicional para el mercado interno.
Los capitales
No obstante el gran peso que tenía el capital extranjero en la industria mexicana de la transformación, los inversionistas mexicanos participaron de forma considerable en el desarrollo en este sector económico.
En síntesis, entre 1889 y 1905 se dio el crecimiento que, acelerado a partir de 1896 seria decisivo en la formación de una infraestructura industrial moderna con capitales abundantes, nacionales y extranjeros, importación de tecnología, reducción del sistema artesanal y surgimiento de la industria pesada.
Transporte
Entre 1877 y 18995 dio comienzo el proceso de formación de la infraestructura moderna de transportes, la cual permitió el desarrollo de comercio -interior y exterior- a partir de ese último año. Tal proceso consistió: a) la construcción de una red ferroviaria nacional; b) la realización de mejoras en los puertos; c) el establecimiento de un sistema financiero y bancario más efectivo; d) la creación de nuevas leyes para estimular el comercio; e) la aplicación de las comunicaciones telegráficas y telefónicas, f) la supresión definitiva de las aduanas internas y las alcabalas.
Aspectos financieros y monetarios
Sistema bancario
El primer banco comercial mexicano se estableció durante la intervención francesa. En 1864 se instaló en la ciudad de México la sucursal de un banco ingles llamado, llamado banco de Londres, México y Sudamérica, que estaba regido por su propio estatuto interno, en virtud de que no exista en el país legislación expresa para la banca comercial.
La ley general de instituciones de crédito fue creada por Limantour con el propósito de reorganizar con un criterio de especialización que consideraba únicamente tres tipos de instituciones.
Fianzas públicas
Durante los primeros años de su existencia, el régimen porfirista padeció un constante déficit hacendario originado por lo problemas económicos y la diferente organización administrativa de los gobiernos anteriores. Por lo tanto una de las tareas iniciales consistió en hacer reformas al sistema de ingresos y al de gastos.
      Deuda pública
Las medidas adoptadas por José Ives Limantour permitieron alcanzar en 1895, por primera vez en la historia de México, índices de superávit en las finanzas públicas.
      Reforma monetaria de 1905
La crisis económica de 1901 en Estados Unidos repercutió en México a través de una nueva depreciación de la plana, con la consecuente devaluación de peso y el aumento de la deuda externa.
Consecuencias socioeconómicas de la oligarquía financiera
Al concentrarse el poder financiero “científico” ese grupo privilegiado manejó a su propio provecho los depósitos de dinero hechos por particulares en los bancos.
·         Sociedad y cultura
Las transformaciones que se dieron en la estructura social durante la era porfirista fueron resultado de las medidas impuestas por el gobierno desde el primer periodo presidencial, y fueron intensificándose conforme se iba implementando el nuevo sistema económico. Aunque las transformaciones implicaron aspectos positivos, como la creación de la clase media y el beneficio que trajo consigo el gran aumento en el empleo, muchas de las medidas aplicadas afectaron negativamente a los sectores situados en los niveles bajos de la estructura social, así como a los opositores políticos del régimen.
Las primeras medidas del gobierno que afectaron a esos sectores fueron aquellas encaminadas a lograr y mantener la paz interna, las cuales consistieron en la utilización de la fuerza militar para sofocar cualquier manifestación antigubernamental y todo acto de bandolerismo. El aparato represivo se extendió después a los sectores laborales, con miras a asegurar la productividad por medio del trabajo forzado.
Explotación laboral en la hacienda
Durante la primera fase del porfiriato (1877-1895), persistió la economía de hacienda, con las características heredadas del periodo colonial en cuanto a la forma de las relaciones sociales de producción, pero se fueron agregando algunas innovaciones que obedecían a las necesidades del mercado de exportación.
En la hacienda del porfiriato, subordinada a las necesidades del mercado externo, se modificaron las relaciones laborales en gran parte en perjuicio del trabajador agrícola.
El salario en especie que recibía el trabajador era ficticio, ya que se diluía automáticamente en la llamada tiende de raya –uno de los elementos que subsistía de épocas pasadas-, que eran un almacén  de aprovisionamiento situado en el interior de la hacienda y en el que se vendían las mercancías de primera necesidad a precios muy elevado, a cambio de los vales que se entregaban a los peones como pago a su  trabajo.
Rebeliones indígenas
Antecedentes
La rebelión indígena, cuya expresión volvió a hacerse presente a fines del siglo XX, fue un fenómeno sociopolítico de singular importancia durante casi todo el siglo XIX. Desde el momento de la Independencia, la población rural mexicana había sufrido múltiples cambios, ocasionados por los proyectos liberales de modernización y por las dramáticas situaciones de crisis y guerra que ocurrieron en ese tiempo. 
Bajo los gobiernos liberales se buscó eliminar el uso público del término “indio” al considerar que por ley no debía existir en un país de “ciudadanos”; esto se convirtió en una política de negación del indio.
Como solución a la “guerras de castas”, los grupos oligárquicos emplearon una política de aniquilación o de extermino de las etnias indígenas.
Los grupos étnicos frente al Estado porfirista
La lucha indígena se manifestó en dos tipos de rebelión: 1) las ocurridas en las zonas “periféricas” habitadas por grupos étnicos con una fuerte entidad cultural; destacan las rebeliones de los mayas de la península de Yucatán, los tzotziles y tzeltales de Chiapas, los yaquis de Sonora. Y los coras y huicholes de Nayarit, y 2) las que tuvieron lugar en el “centro”, donde la población indígena no era mayoritaria; participaron los campesinos que habían apoyado a Porfirio Díaz durante la revolución de Tuxtepec y que ahora se pronunciaban en contra de su gobierno, en rechazo a la política de conciliación concertada con terratenientes y grupos conservadores en perjuicio de los campesino.
Trabajo minero y fabril
En los sectores sociales de la industria extractiva y de transformación no hubo cambios sustanciales durante la primera fase del porfiriato (188-1895), salvo una cierta movilidad que empezó a manifestarse en este periodo al ir aumentando la demanda de mano de la construcción de la red ferroviaria y de los caminos carreteros.
Las condiciones laborales en minas y fábricas generaron el descontento de la clase obrera, expresando por medio de huelgas promovidas por el naciente movimiento obrero mexicano.
Formación de los sectores medios de población
En la transformación económica que fue ocurrida en el país durante el periodo de 1877-1895 favoreció “capas medias” de la población que empezaron a emerger desde entonces. El crecimiento de la industria, de la minería, de la infraestructura de transportes, las nuevas formas de comunicación como el telégrafo y el teléfono, y las primeras instalaciones eléctricas permitieron que hacia 1890 se diera un incremento considerable en la demanda de trabajadores y técnicos especializados y de servicio.
Instrucción política
Protasio Tagle
El primer secretario de Justicia e Instrucción pública del porfiriato fue Protasio Tagle, quien continúo la labor iniciada en la etapa Juarista y se conservó dentro de la misma línea liberal positivista, en contra del dogmatismo religioso y a favor de la enseñanza objetiva.
Joaquín Baranda, cuya valor educativa fue muy importante, retomó el positivismo procurando que no se relegara el aspecto humanístico.
El programa de educación para las zonas rurales no funciono, debido en gran parte a la oposición de los caciques locales, a quienes no convenía que los habitantes de sus zonas de influencia fueran instruidos.
Tanto a nivel federal como estatal, las autoridades asían alarde del incremento de sus escuelas y alumnos, y destacaban que, como nunca antes, la población mexicana sentía amor por el saber.
Joaquín Baranda
El proceso de industrialización originó la necesidad de incorporar a la mujer a trabajos especializados que implicaban la educación técnica impartida en escuela de artes y oficios.
Condiciones de vida y trabajo
La gran mayoría de los trabajadores mexicanos de la época vivieron y desempeñaron su labor en condiciones deplorables; el salarlo real se mantuvo constante a pesar del crecimiento de la productividad. Entre 1880 y 1910 los salarios fluctuaron de niveles ínfimos, de alrededor de 17 centavos diarios como salario mínimo, a niveles tope que en promedio no pasaron de 2 puntos cincuenta pesos como salario mínimo. Con demasiada frecuencia el pago se asía en especie y no en efectivo, tal era el caso del pago del salario total o parcial en forma de vales.
Movimientos sociales

En los últimos 10 años del porfiriato cobró fuerza el movimiento obrero, debido al cansancio y la desesperación de los trabajadores, y también gracias a la influencia ideológica de los grupos anarcosindicalistas y liberales. Entre la gran cantidad de huelgas en los sectores industriales de inversión extranjera, fueron dos las más relevantes: la de cananea, sonora ocurrida a fines de 1906, y la de río blanco, Veracruz, a principios de 1907. Los movimientos campesinos fueron promovidos por algunos grupos indígenas: los yaquis y mayos de sonora y Sinaloa, los cora y huicholes de Nayarit, los tarahumara de Chihuahua y los mayas de Yucatán todos los cuales luchaban por conservar su autonomía y defender sus tierras.